Buscando a Nemo
Uno de los propósitos que tuve para la entrada del año fue apuntarme al gimnasio. Tras bastantes años posponiéndolo, por diversos motivos, por fin llegó el momento. El primer día decidí empezar suave; así que decidí hacer natación (mucho más relajante que hacer máquinas).
Me di cuenta en ese momento de que era hora de renovar el bañador. Aún así, sin vergüenza ninguna, me puse a hacer mis calles. Iba a mi paso, sin pausa pero sin prisa, y al rato me para un abuelete y me dice algo. No lo había escuchado; así que el hombre me repite que si le puedo coger la dentadura, que se le ha caído al fondo y él no puede bucear…
Vaya situación; la piscina casi vacía porque iban a cerrar, el abuelo insistiéndome y yo que no sabía como salir de aquella situación…
Me di cuenta en ese momento de que era hora de renovar el bañador. Aún así, sin vergüenza ninguna, me puse a hacer mis calles. Iba a mi paso, sin pausa pero sin prisa, y al rato me para un abuelete y me dice algo. No lo había escuchado; así que el hombre me repite que si le puedo coger la dentadura, que se le ha caído al fondo y él no puede bucear…
Vaya situación; la piscina casi vacía porque iban a cerrar, el abuelo insistiéndome y yo que no sabía como salir de aquella situación…
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